La odisea comenzó con un viaje hasta Lisboa a las 2 de la madrugada. Una vez allí, tras un buen rato de espera, un viajecillo de 3 horitas hasta Frankfurt, donde íbamos a pasar 9 horas más. Ya eran las 12 cuando aterrizamos, y el cansancio se empezaba a notar...
A pesar de eso, tren y metro para llegar hasta el centro de la ciudad alemana, donde nos sorprendía rápidamente su curiosa catedral. Un paseo por el río y la llegada a la plaza del ayuntamiento fue nuestro recorrido hasta la hora de comer...lógicamente, unas salchichas típicas de allí.
Después de hacer un poco más de turismo por la tarde, fuimos al aeropuerto a continuar con nuestra espera, que ya se hacía muy larga. El último avión nos trajo por fin a Vilnius, ciudad preciosa que nos acogió con frío y nieve, pero con el calor de las familias que vinieron a recogernos pese a la hora tan mala de llegada.
Problemillas técnicos y de hora nos impiden poner fotos hoy, pero trabajaremos para intentar solucionarlo de cara a mañana.
Un abrazo muy fuerte
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